Posibilidades de mitigar el cambio climático mediante cambios en la estrategia de fertilización / Jorge Álvaro Fuentes

oye-closed - 07 May, 2018

Jorge Álvaro Fuentes
Departamento de Suelo y Agua
Estación Experimental de Aula Dei
Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC)

Se podría decir que, en la actualidad, el porcentaje de la población que nunca ha oído hablar del cambio climático es prácticamente nulo. De igual manera, también se podría decir que la proporción de la población española que reniega del mismo es, hoy en día, mínima. Por desgracia, en las últimas décadas, el cambio climático ha pasado a ser una de las principales amenazas mundiales con una serie de repercusiones no solo ambientales sino también sociales y económicas. Las consecuencias que el cambio climático puede tener en un futuro próximo son preocupantes, especialmente para sectores como el de la agricultura en el que la climatología es uno de los principales factores que condicionan el éxito final de nuestras cosechas.

El cambio climático se genera por el incremento de la concentración de determinados gases presentes en la atmosfera. Estos gases, denominados ‘gases de efecto invernadero’, tienen la capacidad de absorberparte de la radiación, incrementando la temperatura de la superficie terrestre. Estos gases han existido siempre de manera natural en nuestra atmósfera, permitiendo la vida en nuestro planeta. El problema sucede cuando los niveles de estos gases aumentan sustancialmente a consecuencia de la actividad del ser humano y, de manera paralela, se acelera el incremento de la temperatura en la superficie terrestre.

Los gobiernos de muchos países, así como organizaciones y foros internacionales, están aunando esfuerzos con el fin de controlar las emisiones de gases de efecto invernadero que genera la actividad humana. Uno de los focos de atención sobre el control de estas emisiones está en la agricultura. Según datos del último informe del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC, en inglés), la agricultura es la causa del 11% del total de emisiones directas de gases de efecto invernadero. A pesar de que esta cifra, a priori, pueda resultar de menor importancia (sobre todo al compararla con sectores como el energético o el industrial), hay que tener muy presente que el sector agrícola es el principal emisor de dos de los tres principales gases de efecto invernadero: el metano (CH4) y el óxido nitroso (N2O).

Dentro del sector agrícola son varias las actividades que generan estos gases de efecto invernadero. Así, por ejemplo, a escala global, los suelos agrícolas son los principales emisores de N2O. En España, los suelos agrícolas son los responsables del 62% del total de emisiones de este gas. Esta cifra resulta más preocupante si, además, tenemos en cuenta que el N2O tiene un potencial de calentamiento global 265 veces superior al del CO2.La principal causa que genera los altos niveles de emisión de N2O de los suelos agrícolas es la aplicación de fertilizantes nitrogenados. Los procesos de nitrificación y desnitrificación que se dan en los suelos tiene como subproducto este gas de efecto invernadero. Estos procesos, mediados por microorganismos, se generan de manera natural en todos los suelos de nuestro planeta. No obstante, cuando se fertiliza y se incrementan los niveles de nitrógeno de los suelos se estimulan los procesos de nitrificación y desnitrificación y, por tanto, la producción y emisión de N2O. Por tanto, ante esta situación, una manera sencilla de mitigar o reducir los niveles de emisión de este gas en los suelos agrícolas consiste en ajustar las dosis de fertilización nitrogenada, con el fin de no aplicar más de lo que nuestro cultivo necesita. De esta manera, conseguiremos reducir las emisiones de N2O y aumentaremos la eficiencia en el uso del fertilizante nitrogenado. En este sentido, realizar un análisis del suelo, con el fin de conocer los niveles de nitrógeno en los momentos de aplicación del fertilizante, y el posterior ajuste de las dosis de fertilizantepermitirán reducir las emisiones de N2O. En relación con esto último, además de ajustar las dosis de fertilizante a las necesidades de los cultivos, con la aplicacióndel fertilizante en el momento adecuado (sincronizando al máximo la aplicación  de fertilizantecon los momentos de mayor necesidad nutricional del cultivo) conseguiremos un consumo de nitrógeno por la planta más efectivo, reduciendola producción y emisión de N2O por los suelos agrícolas.

En relación con la fertilización, otra opción tecnológica disponible, con el fin de disminuir la emisión de N2O, es la utilización de fertilizantes especiales que permiten ralentizar los procesos microbianos que ocurren de manera natural en el suelo (en concreto la nitrificación) y que favorecen la emisión de este gas. Estos productos, denominados inhibidores de la nitrificación, han resultado ser efectivos a la hora de reducir la cantidad de N2O emitida por el suelo y disminuir las pérdidas de nitratos del suelo por lixiviacióny posterior contaminación de las aguas subterráneas. 

Otra opción interesante para reducir las emisiones de N2O desde el suelo a la atmósferaes el uso de rotaciones de cultivos con leguminosas. Las leguminosas tienen la capacidad de fijar nitrógeno atmosférico por lo que no necesitan de fertilizantes nitrogenados para asegurar su producción. Además, los residuos de cultivos de leguminosas tienen una mayor proporción de nitrógeno en comparación con los residuos de otros cultivos, como los cereales. Esto último asegura una mayor cantidad de nitrógeno disponible en el suelo para el cultivo posterior a la leguminosa y, por tanto, una menor necesidad de fertilizantes nitrogenados con la consiguiente disminución de las emisiones de N2O. 

Por tanto, tal y como hemos visto, existe un amplio margen de maniobra para disminuir el impacto de la actividad agrícola en el cambio climático. La optimización de la estrategia de fertilización puede significar una importante reducción en las emisiones de gases de efecto invernadero y, por ello, debe ser considerada junto a otras estrategias como el manejo del agua de riego o la reducción del laboreo.

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