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M.ª Paz Ferrer

02/12/14

Impacto del cambio climático en la agricultura: proyecciones locales sobre el almendro, el garbanzo, el tomate y la vid

Y los escenarios que prevén los responsables de la ONG no son nada halagüeños. ¿De aquí a 40 años seguirá floreciendo en febrero el almendro? ¿Resistirán los tomates los cambios ambientales? ¿Se perderá nuestro vino de alta calidad? Las respuestas a estos interrogantes dicen que el almendro de «Mallorca tendrá serias dificultades para florecer en la época apropiada y, por lo tanto, habrá mucha menos almendra y de peor calidad. El sector económico en torno a este fruto, incluyendo la producción de turrón, se verá afectado por estos cambios».

Por su parte, las altas temperaturas que se registrarán en Ibiza «harán prácticamente inviable el cultivo de tomate; las incontables huertas familiares que salpican la isla ya no podrán contar con el preciado rey de la huerta», apunta el documento, elaborado por MeteoClim Services.

Y la vid de La Rioja «puede dejar de ser viable en un futuro cercano, ya que las altas temperaturas comprometen directamente la calidad del vino producido. Será cada vez más difícil producir los caldos de reconocimiento internacional a los que estamos acostumbrados arruinando los enormes esfuerzos que el sector vitivinícola ha hecho en las últimas décadas para fomentar la calidad de nuestros vinos. Uno de los efectos más remarcables en todos los casos estudiados es la previsible alteración de los calendarios de cultivo», continúa el texto.

Frente a este escenario, «es necesario tomar medidas cuanto antes para frenar el cambio climático. Los objetivos europeos de reducción de gases de efecto invernadero, que deben fijarse en las próximas cumbres del clima, han de ser ambiciosos y alcanzar un 40 % de reducción de emisiones para 2020 si no queremos ver perjudicados nuestros cultivos y nuestra economía», advierten desde Amigos de la Tierra.

Asimismo, recuerdan que «2020 es también la fecha prevista para un nuevo periodo de la Política Agraria Común (PAC). La PAC tiene un gran potencial para reorientar el modelo agrario hacia métodos de producción que contribuyan a combatir el cambio climático en vez de agravarlo».

La agricultura es víctima del cambio climático, pero también puede jugar un papel determinante para combatirlo. «La agricultura industrial predominante está basada en el uso de combustibles fósiles para la fertilización, el transporte de “alimentos kilométricos” o el envasado. El monocultivo es además responsable de la deforestación de valiosísimos ecosistemas del mundo. Por todo ello, es urgente que la agricultura avance hacia modelos respetuosos con el medioambiente y nuestros paisajes y garanticen una dieta saludable», inciden desde la ONG.

Con este documento, cuya elaboración ha contado con el apoyo de la Fundación Biodiversidad (del Magrama), se ha pretendido mostrar qué variaciones climáticas se esperan en diversas comarcas españolas y realizar un primer diagnóstico de cómo puede verse afectado un cultivo característico en cada una de ellas. Además, para cada especie se indican diferentes estrategias de adaptación.

La información contenida en el estudio «pretende facilitar el acceso a los productores a un estudio científico de calidad y adaptado a sus necesidades, que les permita adecuar los cultivos ya existentes al clima futuro con suficiente antelación, así como diseñar nuevos proyectos más adaptados», reza la introducción.