CHIL.org

Una segunda vida útil para las barricas de vino

Se trata del método Barena de regeneración de barricas, un innovador sistema que permite dar una segunda vida útil a las barricas y que según sus impulsores aporta un incremento contrastado de la calidad de los vinos y un ahorro económico considerable para las bodegas.

Las principales conclusiones sobre este método de regeneración de barricas, obtenidas tras cinco años de experimentación, han sido dadas a conocer recientemente ante responsables de bodegas criadoras de Rioja en una jornada técnica celebrada en la bodega institucional del Gobierno de La Rioja.

Dos expertos —los doctores Antonio Palacios, de Laboratorios Excell Ibérica, y Nathalie Beaucourt, de Clean Biotec— expusieron en detalle las conclusiones del estudio que han realizado durante los últimos cinco años sobre una muestra representativa de las más de 40.000 barricas que en ese tiempo han sido regeneradas con el método Barena en su planta industrial de Viana. Según estos expertos, los análisis realizados han permitido determinar que una barrica de entre cinco y siete años, una vez tratada con este método recupera las características de una barrica de unos dos años en cuanto a sus prestaciones para la crianza del vino, lo que se traduce en una segunda vida útil de la barrica.

Ventajas organolépticas y económicas

“A nivel sensorial se puede decir que el parque de barricas se mantiene activo y es más generoso con las propiedades organolépticas finales del vino, ya que los vinos criados en barricas regeneradas son capaces de aumentar su complejidad aromática y gustativa respecto a los mismos vinos criados en barricas usadas no regeneradas. La principal ventaja es la mejora cualitativa global de los vinos con crianza en barrica, ya que permite obtener vinos limpios, con aromas de fruta más nítidos, recuerdos de la madera más evidentes y bocas más redondas y equilibradas”, asegura Antonio Palacios.

Además de estas ventajas técnicas y cualitativas, el método aporta ventajas económicas, ya que permite una revalorización de las barricas usadas aumentando su tiempo de empleo en bodega como continente activo de mejora cualitativa del vino. Según Pablo Arrieta, profesor titular de Hacienda Pública de la Universidad de La Rioja y experto fiscal, se puede cifrar en una repercusión de unos 7 céntimos de euro por botella el coste de un año de crianza en barrica regenerada, ventaja a la que añade un argumento como el de la sostenibilidad medioambiental, debido entre otras razones a las limitaciones de la producción mundial de roble para barricas.